El año pasado me prometí a mi misma que me regalaría de vacaciones hacer el Camino de Santiago. Sin saber cómo ni cuándo, Andrea se sumó a esta gran aventura.
Y no pudo ser más perfecto.
Creo que no podría explicar sólo con palabras lo que ha significado para mí esta experiencia. Sólo puedo decir que es el mejor regalo que me podía haber hecho. Un viaje de desconexión, de reflexión, de poner en orden tus pensamientos, objetivos y sueños. Un reset necesario. Un viaje interno increíble.
Gracias Andrea por regalarme tu compañía durante esa semana que tanto nos ha unido. Todo ha sido más fácil y enriquecedor a tu lado. Cada conversación y reflexión contigo venía de la mano de un aprendizaje. En el cajón de "momentos inolvidables de mi vida" está para siempre el haber entrado en Santiago cogidas de la mano, las lágrimas de emoción e ilusión desbordante de pisar juntas la plaza del Obradoiro tras 186 km caminando. Es más que una suerte tenerte en mi vida desde que la cardiología hace un año quiso que nuestros caminos se cruzasen. MILLONES DE GRACIAS. Por ser tú siempre.
El Camino, además, tenía preparado otro regalo para nosotras: encontrar a Manu, Jesús y Miguel. ¨Desde dónde venís?" "De Cádiz" "¿Caminando?" y así empezó todo. Nos inundaron el camino de momentos maravillosos y de agujetas en la barriga con tantas risas que pasamos juntos. Una bonita amistad que el camino quiso regalarnos para siempre. De esas pequeñas cosas que hacen de la vida un viaje maravilloso. Es una suerte poder sumar personas a tu vida así y aprender de ellas. ¡Gracias chicos! Sé que echáis de menos nuestros cánticos. Volveremos a cantar juntos... :)
Os dejo un pequeño resumen en vídeo de una de las mejores semanas de mi vida. ¡Buen finde!